LAS CUIDADORAS DE BARRIOS DE PIE EN ALMIRANTE BROWN

Por: Nodo de Investigación UTEP*

Cómo es el día a día de las mujeres que se organizaron en plena pandemia para garantizar pisos de alimentación, salud, educación y de contención frente a la violencia patriarcal. En definitiva, para oponer algo de ternura y de sabor a tiempos desoladores. Con la experiencia de este movimiento social en el segundo cordón del conurbano, Nación Trabajadora abre una serie de informes sobre el trabajo de cuidado en espacios comunitarios de la economía popular.

Fotos de Gala Abramovich

Reunidas a través de una pantalla charlamos durante dos horas sobre cómo un movimiento social en el territorio logra multiplicarse para aminorar los daños sociales de la pandemia. Hablamos de Barrios de Pie en Almirante Brown, partido bonaerense del segundo cordón que registra indicadores sociales de necesidades básicas insatisfechas más elevados que la media del conurbano bonaerense. Gracias a la fenomenal torsión de la organización se garantizó el acompañamiento de adultos mayores, aumentaron las viandas y ollas populares, se inventaron puntos educativos con juegos para re-ligar a niños que dejaron las escuelas, se organizaron envíos de videos y otros materiales escolares a través de grupos de WhatsApp y cada vez que fue posible con protocolos el apoyo escolar presencial.  También garantizaron la inscripción de miles de personas sin conectividad en el IFE, en el Plan Detectar, en la campaña de vacunación y el ENACOM para obtener tarjetas de conectividad que permitan la vinculación con la escuela. Activaron su capacidad de articulación con distintas instituciones para proteger a mujeres y niños que fueron víctimas de maltrato y violencia familiar.

La base sobre la que fue posible sostener semejante caudal de actividad fue la decisión de oponer algo de ternura y de sabor a tiempos desoladores.

También quisimos saber si reciben salario, alguna remuneración, aunque conocíamos de antemano la respuesta: en esta sociedad que supimos conseguir, millones de trabajadores y trabajadoras están condenados al menosprecio.

Nación Trabajadora junto a la UTEP, que participa como nodo de investigación en un proyecto con varias universidades nacionales y la Fundación UOCRA – financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación–, publicará quincenalmente materiales escritos, visuales y audiovisuales sobre el trabajo de cuidado en espacios comunitarios de la economía popular.

¿Quiénes participaron de la primera charla? Responsables de copas y comedores, de Marea Feminismo Popular y de áreas de salud y educación del movimiento.

Rosana: Inspiradora y responsable de la Copa “Lo de Delia” ubicada en el Barrio Asunción de la localidad La Calzada. El espacio nació como copa de leche en 2016 y por el aumento de las necesidades de su barrio se transformó al poco tiempo en un comedor que despliega meriendas y viandas siempre en ascenso, siguiendo el crecimiento de la pobreza y la indigencia. Funciona en la casa de su mamá, Delia. Por eso el nombre, un homenaje en vida porque con sus 82 años está “al pie del cañón”. Armaron un espacio por fuera de la casa, como una galería, y preparan todo a leña en una olla muy grande.

Jimena: Acargo de Marea Feminismo Popular cuenta que comenzó organizando un merendero y una huerta comunitaria pero que la violencia hacia las mujeres, que identificaba por su propia experiencia, la llevó a formarse como Promotora de Género en la Universidad Popular de Barrios de Pie. Ahí mismo trabaja como docente Bárbara, quien participa también de esta charla por zoom.  Jimena contagia entusiasmo mientras nos cuenta cómo ella y las demás promotoras se ingenian para ganar confianza en los 42 espacios comunitarios que funcionan en este partido bonaerense. El pasado 3 de junio abrieron la primera Conserjería de Género y Diversidad.

Claudia y Verónica: Hablan sobre el área de salud. Creada hace 4 años, se ocupaban en especial de la situación nutricional, con relevamientos de talla y peso para identificar malnutrición y desnutrición. Actualmente son 150 trabajadoras de salud distribuidas en 17 barrios de Almirante Brown. Trabajan codo a codo con el personal de salud del municipio. Cuando comenzó la pandemia hicieron llegar las campañas a cada hogar, casa por casa. Detectaron adultos mayores y otras personas de riesgo. También situaciones de abandono. En todos los casos informaron al área de salud municipal. La campaña de vacunación o los hisopados del plan Detectar son algunas de las iniciativas estatales que tuvieron efectividad a través de su mediación. En sus testimonios, como en el de Micaela, se percibe una relación fluida y de mutuo reconocimiento con distintas áreas del gobierno municipal.

Micaela: Desarrolla la experiencia del área educativa de la organización. En el marco del mega relevamiento sobre la situación educativa que realizaron los movimientos sociales en 16.215 casos, pudieron realizar una caracterización adecuada identificando quiénes perdieron contacto con la escuela y cuáles fueron los motivos principales. Alternaron la presencialidad cada vez que fue posible, siguiendo protocolos y un trabajo intenso a través de grupos de WhatsApp. Sostuvieron el FINES (Plan destinado a completar los estudios secundarios) a través de una virtualidad que se adaptó a las posibilidades de los adultos que están concluyendo la educación primaria y secundaria. “Que los niños no estén solos” y que vuelvan a estar en contacto con la escuela fueron los objetivos principales.  Y cuando nada parecía funcionar, Micaela, que está terminando la carrera de psicopedagogía, propuso los Puntos Educativos, espacios callejeros donde aprender jugando. Toman la palabra Rosana y Verónica. Ambas están concluyendo la secundaria. Rosana nos cuenta al final que hoy puede explicarles muchas cosas a sus hijos adolescentes, gracias al FINES. Verónica, también a punto de concluir la secundaria, está retomando un proyecto que deseó mucho y pensaba sepultado para siempre: ser enfermera.

Copa «Lo de Delia»

-¿Cómo surge la idea del merendero?

Rosana: Toda mi vida tuve el deseo de tener un comedor para la gente que más lo necesita en el barrio. Empecé hace casi 5 años, con una copa de leche, después merienda y comedor. Se fue transformando hasta el día de hoy que se cocina toda la semana y a veces sumamos una chocolatada. A veces nos dan mercadería, la carne, los insumos. Empecé sola y después entré en la organización (se refiere a BDP). Puse el espacio en mi casa pidiéndole permiso a mi mamá por eso lleva su nombre, Delia, ella está viva pero es un homenaje. Yo le agradezco en vida y por eso le puse su nombre al comedor. Yo vivo en la casa de mi mamá. Ella tiene 82 años y me está bancando, está pendiente del comedor conmigo, al pie del cañón. Siempre quise tener un comedor. Antes de la pandemia los chicos venían y teníamos dos mesas grandes. Vienen por necesidad. Ahora por la situación que estamos pasando entregamos vianda a la familia, a los padres de los chicos, a los adultos mayores. Un día salimos a la calle con la olla y empezamos a repartir y justo había muchos adultos mayores que se acercaron, y empezamos todos los jueves a cocinar para los adultos mayores. En total tenemos 22 adultos mayores.

Antes de la pandemia los chicos venían y teníamos dos mesas grandes. Vienen por necesidad. Ahora por la situación que estamos pasando entregamos vianda a la familia, a los padres de los chicos, a los adultos mayores. Un día salimos a la calle con la olla y empezamos a repartir y justo había muchos adultos mayores que se acercaron, y empezamos todos los jueves a cocinar para los adultos mayores. En total tenemos 22 adultos mayores.

Verónica: Esa actividad se hacía los días jueves. Después, por falta de medios, ya que no teníamos donde transportar los alimentos, dejamos de hacerlo, pero por necesidad y pedido de ellos volvimos a realizarlo, pero con la diferencia que ahora se les entrega en su domicilio y están más que contentos con eso porque ven que uno se interesa por ellos. Cada vez se está sumando más gente por necesidad, porque es un barrio humilde, de calles de tierra, hay mucha necesidad y más aún con la pandemia. A veces para que alcancen los insumos y poder cocinar, los días viernes se hace arroz con leche o chocolatada siempre acompañado de algo, y de lunes a jueves se cocina. Es un trabajo bastante importante, que están realizando los compañeros, que yo lo realicé en su momento.  Para mí es importante y muy satisfactorio estar trabajando en el comedor y ver la necesidad de la gente y poder ayudarlos. Con esto de la pandemia cada vez se suma más gente y uno no le puede negar un plato de comida y hace todo lo posible por realizarlo y poder dárselo. Es un barrio humilde que de por sí necesita, nosotros arrancamos mucho antes de la pandemia y está bueno poder ayudarlos y ver la satisfacción de ellos que te agradecen siempre y eso a uno lo llena. A mí me gusta y me gustó estar ayudando en el comedor, fuera de que esté trabajando a través de la cooperativa. A mí me hace bien saber que puedo ayudar a alguien de cierta forma.

Marea feminista y Rincón de luz

Jimena: Yo cuento un poco lo que es mi parte desde mi barrio. Nosotros iniciamos también ya hace 5 años, yo estaba militando en la Organización, estaba el gobierno de Macri, se veía mucha necesidad en el barrio nuestro, así que desde la Organización nos ofrecieron si queríamos abrir un merendero y dijimos que sí, nosotros tenemos un espacio propio que se llama Rincón de luz, no muy grande que nos donaron los mismos vecinos es de 10×10 el terreno. Ahí está el merendero y tenemos un espacio de 6×5 en el fondo donde iniciamos una huerta comunitaria por la misma necesidad que había. Se arrancó con la huerta, primero se usaba para el merendero, después nos fuimos agrandando un poquito y llegamos a darles a los vecinos lo que sembrábamos. Ahí arrancamos con el Centro Comunitario, después de 3 o 4 años le pusimos este nombre “Marea Feminismo Popular” porque vi que había una necesidad muy grande en el barrio, compañeras y vecinas que pasaban mucha violencia de género. Nosotros asistíamos con alimento y acompañamiento a los chicos, y un grupito de compañeras decidimos desde la Universidad Popular hacer capacitaciones para Promotoras Territoriales de Género. Ahora nosotros tenemos el espacio del merendero, el Centro Comunitario, y también nos formamos y somos parte del Frente de Marea. Somos Promotoras, acompañamos y estamos en el territorio y hace un año empezamos articular y nos metieron en la mesa local del municipio y esa es una herramienta fundamental a la hora de acompañar, porque tenemos acceso a las comisarías, a los abogados, psicólogos de Almirante Brown. Cuando llegó la pandemia pensábamos cómo podíamos organizarnos. Empezamos con el Detectar en el barrio, las promotoras de género con información, volantes y acompañamiento. Aparte recorremos los merenderos llevando información para que sepan que no están solas, que ellas pueden contar con todas nosotres. Hacemos ollas populares feministas una vez por semana en un punto. Al principio venían a retirar, se acercaban, se interesaban por el tema, pero si estaban pasando una situación de violencia no tenían la confianza y seguridad de hablar con nosotras, entonces manteniendo los puntos todas las semanas se lograba eso. Yo decidí realizar estas actividades tanto por una necesidad de mi barrio como también propia, porque yo lo pasé en su tiempo y no había lo que hay ahora. A mí me molestaba que dijeran “se queda porque le gusta”. No, a nadie le gusta que lo maltraten, a nadie le gusta que le peguen, hay que entender la situación, yo lo que hablo mucho con las compañeras es que no se sientan frustradas, somos promotoras y nos iniciamos en una universidad popular es un orgullo iniciarte en una universidad popular, que te abran las puertas para capacitarte y poder ayudar.

Vi que había una necesidad muy grande en el barrio, compañeras y vecinas que pasaban mucha violencia de género. Nosotros asistíamos con alimento y acompañamiento a los chicos, y un grupito de compañeras decidimos desde la Universidad Popular hacer capacitaciones para Promotoras Territoriales de Género.

-¿Cómo funciona la red de contención?

Si bien nosotros cuando tenemos casos y articulamos con la mesa local hacemos un seguimiento, porque sabemos que todavía cuesta, hay lugares que son muy machistas. Hay Comisarías, fuerzas policiales que son muy machistas, entonces no podemos hacer la denuncia y desentendernos, seguimos el acompañamiento, la llamamos, preguntamos por el botón anti pánico, es una seguridad nuestra. Es una necesidad muy grande, yo entiendo que estamos en un contexto de pandemia, pero también entiendo que en este contexto se agrandó mucho el maltrato hacia la mujer porque conviven con sus agresores. Nosotras queremos detectar y ayudar. Nosotras vamos a todas las actividades, recorremos merenderos. En Almirante Brown tenemos 42 comedores, merenderos y centros comunitarios y a veces cuesta abarcar todo, si bien todos los coordinadores de Almirante Brown tienen nuestro número y en caso que sea necesario inmediatamente se comunican con nosotros. La idea nuestra es poder seguir creciendo con más compañeras para abarcar más localidades. Yo quiero que, en cada localidad, en cada barrio haya promotoras territoriales de género. También trabajamos con gente mayor, hemos conocido compañeras grandes que después de 25 y hasta 40 o 50 años hablan de su experiencia, de lo que pasaron, de un patriarcado naturalizado.  Nadie puede decidir ni decir que nosotras no hacemos nada, si el marido va a trabajar ¿manda él? Pero quién cuida a los chicos, quién limpia la casa, es un proceso que las frustra, y yo les digo que son ellas quienes más aportan ya que están con sus hijes todo el tiempo. Donde nosotras nos podemos meter damos talleres ESI (Educación Sexual Integral). En el contexto de pandemia era imposible ir a los comedores y juntar cierta cantidad entonces lo que se hacemos es dar la charla a las responsables de cada merendero, comedor o centro comunitario y ellas van haciendo su proceso. El 3 de junio estamos por inaugurar la primera Consejería de Género y Diversidad, después de una trayectoria y un camino que venimos haciendo, la Organización nos prestó un local para poder abrirla. Es un espacio que nos permitiría llevar todos los procesos o acompañamientos y tenemos buena relación con la Subsecretaría de Género y Diversidad, todo de Almirante Brown. La semana pasada estuvimos como Promotoras de género en el Programa Acompañar nos dieron la posibilidad de atender a compañeras que se acercaban a la inscripción, de ahí sacamos contactos de compañeras que necesitan ayuda. A veces no hace falta ser abogado, con uno que lo haya pasado suficiente para entenderlo todo. Elegimos el 3 de junio porque es el día del Ni Una Menos y abrir una Consejería en esa fecha para nosotros tiene un significado especial.

-¿Cuáles son los principales problemas que identificás que tienen las personas o familias que concurren a los 42 espacios comunitarios que mencionabas?

Jimena: En este momento el problema más grande es la necesidad que está pasando el país y los barrios populares en sí. Solamente quienes laburamos en los barrios populares lo sabemos. Hay un tema de necesidad económica, asistencia alimentaria. Después tenemos los jóvenes, que en gran parte están en situación de adicción, por cosas de la vida o por circunstancias que les pasan deciden tomar ese camino, nosotros tratamos de contenerlo, hablarlo, estamos hablando de chicos menores, vos hoy te cruzas un nene de 10, 11, 12 años fumando, haciendo cosas que no debe. Nosotros en nuestro espacio tenemos nenes desde los 6 años, si te acercas y les hablas te escuchan, te reconocen, lo importante es que ellos sepan que hay un espacio donde ellos pueden acudir y van a tener contención. Nosotros articulamos mucho con las áreas y vemos la necesidad. En nuestras reuniones vemos en dónde hay más necesidad y ahí se labura en conjunto en el territorio con las compañeras de diferentes áreas. Nosotras somos del área de género, pero también somos del área de salud, educación, comunicación, porque nos capacitamos un poquito de todo. Tenemos un Detectar, tenemos algo que hacer, tenemos un operativo de preinscripción de vacunas, abarcamos todo lo que podemos y nos capacitamos para poder estar en todos lados.

-¿Ustedes trabajan fundamentalmente con Barrios de Pie o con varias otras organizaciones?

Jimena: El frente de Marea trabaja junto con Barrios de Pie. Si bien por fuera articulamos con otras organizaciones, desde los frentes de mujeres, para las preinscripciones de vacunas, las mesitas, ollas populares. Antes era Barrios de Pie con Barrios de Pie, el Evita con el Evita, ahora es producto de la necesidad que hay, somos todos lo mismo, todos trabajadores y trabajadoras de la economía popular y para poder sacar al país adelante en este momento y poder ayudar porque tenemos un Estado presente aunque digan que no, hay cosas que se le van de las manos y otras que no, pero para salir del pozo en el que estamos tenemos que salir entre todes. Por eso se hizo la presentación de la UTEP. Eso dio la fuerza y el pie para laburar juntos, las diferencias por fuera, pero que nos representen a los trabajadores y trabajadoras que dejamos el alma en el territorio porque nosotros perdimos compañeras y compañeros en el contexto de pandemia por no dejar su barrio, por no dejar su gente, ellos también son la lucha nuestra, y no vamos a bajar los brazos, ahí tenemos quien nos represente bien. Es una síntesis desde mi lugar. Con Barrios de Pie es una articulación buena que tenemos, porque si bien tenemos el Frente de Marea, a la hora de asistir con mercadería o alguna compañera que necesite algo, chapa, tirantes, lo articulamos con Barrios de Pie, somos uno, no tenemos diferencias, soy de Marea y soy de Barrios de Pie.

-¿Hay alguna persona fallecida por Covid que quieras recordar?

Jimena: Estamos desde el Frente muy sensibles con una promotora que falleció el año pasado: Betty Quispe. Nosotros sacamos un comunicado y una presentación que lleva el nombre de ella como un reconocimiento a las y los promotores de género y diversidad. Betty fue una compañera muy valiosa que nos dio el puntapié y el valor para salir. Falleció el 14 de junio de 2020, se cumple el año ahora y como ella hay muchos compañeros y compañeras más que perdieron la vida en pandemia. Nosotros tenemos los cuidados correspondientes pero no dejamos la lucha ni el barrio. Yo tengo discusiones a veces con mi pareja por exponerme tanto, aparte de mi laburo, yo tengo una familia, tengo 5 hijos que me demandan todo el tiempo. Nosotros en pandemia también ganamos la aprobación de la IVE Interrupción Voluntaria del Embarazo). Para muchos fue chocante, para nosotras fue dejar de perder compañeras, porque nadie puede decidir por los cuerpos de nadie y ahora vamos por la Emergencia en Violencia de Género.

La salud, casa por casa

Claudia: Te cuento un poco lo que es de salud. Nosotros somos aproximadamente 150 participantes en todo Almirante Brown, de ahí se separan en 17 localidades. Empezamos a hacer el relevamiento de las personas porque vimos que el tema de la vacuna se había hecho por medio de la aplicación. Y nosotros pensamos que las personas mayores no podían llegar a entender el funcionamiento de la aplicación, cómo cargar sus datos, usar la web. A veces ni siquiera tienen internet. Entonces salimos casa por casa a buscar a esas personas, factores de riesgo, personas que no se pueden movilizar, que quedaban fuera del sistema. Después eso no solo quedaba inscripto en una planilla sino que también verificamos hasta el día de hoy que a esa persona le llegue el turno. Pusimos nuestros correos, nuestros teléfonos, entonces nos llega a nosotros la constancia del turno y se va avisando o personalmente o por teléfono. Así estamos seguros de que la información les llega sí o sí. En nuestro recorrido encontramos personas en estado de abandono, sobre todo las personas mayores. Personas que no tienen acompañamiento y eso se informó al área de salud del municipio. También el tema del Detectar fue una herramienta valiosa, pudimos aprender un montón de cosas. Hoy en día las compañeras están a la par de las enfermeras, se hacen los listados de los hisopados y así día a día seguimos con esa tarea.

Y nosotros pensamos que las personas mayores no podían llegar a entender el funcionamiento de la aplicación, cómo cargar sus datos, usar la web. A veces ni siquiera tienen internet. Entonces salimos casa por casa a buscar a esas personas, factores de riesgo, personas que no se pueden movilizar, que quedaban fuera del sistema.

-¿Estas actividades de salud comenzaron el año pasado?

Claudia: En realidad el grupo de Salud estaba ya hace 4 años, pero se dedicaban a la comunidad, hacían talla y peso y se agrandó más con la pandemia. Ahora es algo que se necesita todo el tiempo. Municipalidad nos convoca como si fuéramos parte de los enfermeros con todo el equipo de Salud, la Delegación nos convoca.

-Cuando vos decís que había gente que se la veía en estado de abandono, los adultos mayores, ¿en la situación alimentaria cómo estaban?

Claudia: Cuando fuimos a hacer los relevamientos de riesgo por factores encontramos un caso que a mí me llamó mucho la atención, una señora que no tenía familiares cerca, vivía sola, los vecinos le alcanzaban la comida. Nadie avisaba a la Municipalidad ni a alguna autoridad como para que la atiendan. Nosotros dimos aviso a Salud. Al principio con mis compañeras salíamos como cualquier día de trabajo, pero después nos fuimos dando cuenta de la importancia y qué papel estamos haciendo en la parte de salud, porque es un riesgo, estamos haciendo el trabajo muy expuestos todos los días, pero hace bien ayudar y todas las que hablamos tenemos el mismo sentimiento y está lindo.

-¿Cómo es la relación con el Municipio?

Claudia: Con las personas del área de Salud estamos trabajando a la par, no hay distinción y es una ayuda tremenda, nos ofrecen todos sus conocimientos y aprendemos día a día, porque nosotros no somos profesionales de la salud, pero sí estamos aprendiendo continuamente.

-¿Organizan capacitaciones o talleres de formación?

Claudia: Sí y el grupo participa. Actualmente estamos con una enfermera que nos da Primeros Auxilios por zoom y las chicas están aprendiendo a tomar la presión. Verónica: Nosotros arrancamos en la pandemia, ayudando junto a las delegaciones que nos convocan y nosotros no estamos vacunados todavía, corremos riesgos, pero lo que nos importa es poder ayudar. Mis hermanas me dicen “vos estás loca que andas en la calle, cuídate”. Yo hasta ahora estoy bien, con las prevenciones, los protocolos y todos los cuidados, pero la verdad es que se siente bien poder ayudar a los demás. Con el tema de la inscripción de las vacunas, los inscribimos a través de la plataforma, les rendimos los comprobantes de vacunación y cuando nos llega la notificación nosotros les informamos a las personas. De mi parte es un orgullo y una alegría que la gente se comunique conmigo, me agradecen por haberles sacado el turno, por la información. A veces me piden para los hijos o familiares y a uno lo llena poder ayudar a los demás. Este es un trabajo conjunto con Salud y vamos a donde nos convoquen, dentro de nuestro alcance. Nosotros estamos en Mármol, Calzada, Claypole, San José, donde podemos llegar, estamos. Se creó un grupo muy bueno trabajamos juntos y nos capacitamos.

El punto educativo: que los chicos vuelvan

Micaela: Tengo varias cosas para contarles. Desde el área de Educación estábamos dando clases de apoyo, yo arranqué la coordinación en octubre del año pasado. Era un desafío porque estábamos en pandemia, con grupos reducidos, por turnos. Tuvimos que organizarnos, Rosana puede contar también, hubo que hablar con las familias, explicarles que íbamos a dar clases respetando los protocolos. En el caso de la Copa Delia tuvimos un vecino, que era un adulto mayor que recibía clases de apoyo. Nosotros realizamos capacitaciones de la universidad en alfabetización, más que nada nos centramos en prácticas del lenguaje y matemáticas. Actualmente no podemos dar clases de apoyo por la pandemia, hay muchos padres que no quieren mandar a sus hijos. Por eso buscamos como opción crear grupos de WhatsApp, en varias Copas tenemos grupos de WhatsApp. En un principio en el área Educación éramos 5, hoy somos 25 y damos clases de apoyo en 10 comedores. Eso con respecto a las clases de apoyo. Una de las cosas buenas que pudimos hacer en la Organización es armar un FINES (Finalización de Estudios Primarios y Secundarios) en la Comisión Adultos, es un proyecto especial, hace poco lo aprobaron. Y otra de las cosas buenas es que Nilda nos consiguió la tarjeta de ENACOM (Ente Nacional Autárquico de Comunicación). El año pasado se hicieron muchas encuestas en los barrios donde damos clases, lo hizo todo Barrios de Pie junto al área de Educación y la mayoría tenía problemas de conectividad. En Almirante Brown hay mucha deserción escolar. Uno de los motivos porque armamos este FINES. Y fue muy difícil de armar: muchos papeles, mucha burocracia. Muchos compañeros no tienen la secundaria, y ahora que estamos en pandemia, lo bueno es que se puede hacer virtual. En el FINES hoy se maneja todo desde un grupo de WhatsApp, ahí los profesores mandan los trabajos y consultan las dudas. Tenemos que tener mucha contemplación porque muchos no se pueden conectar al zoom, si pueden bien pero no puede ser obligatorio hasta que no se asegure la conectividad. Por eso conseguimos las tarjetas de ENACOM, es una posibilidad para que pueden seguir estudiando.

-¿Cómo funciona la tarjeta ENACOM?

Micaela: Es una tarjeta que les permite tener internet durante todo el mes, ya están todos anotados. El mes que viene las tendrían que entregar. Esa posibilidad se dio por las encuestas que se hicieron porque muchos chicos tienen problemas de conectividad. Hoy en día en nuestra área de Educación está funcionando el FINES y desde los grupos de WhatsApp. El año pasado dimos clases de apoyo, participaban muchos chicos, a veces se llenaba porque teníamos una copa, La Copa de los Luceritos. Había que hablarles y decirles que no podemos estar todos juntos, que había que armar grupos.

-¿Actualmente se juntan o lo hacen todo virtual?

Micaela: Ahora lo hacemos desde WhatsApp. Hace un mes atrás hacíamos presencial. Lo que pasa que muchos padres no quieren mandar a los chicos a los comedores porque es muy riesgoso. Varios padres participan, vimos y observamos que muchos necesitaban terminar el secundario, porque hoy no están las clases presenciales y los padres no pueden ayudar a los hijos con las tareas y esto les da una posibilidad de seguir aprendiendo y poder ayudar a sus hijos.

-Antes hablabas de la deserción

Micaela: Hay mucha deserción escolar. La idea desde nuestro lugar es la reeducación. Tratar de que esos chicos vuelvan a la escuela, vuelvan a hacer los trabajos, porque teníamos casos de chicos que no hicieron la tarea en todo el año y tratamos de que por los menos lo básico lo puedan aprender. Yo creo que hoy en día el niño necesita alguien que este ayudándolo. Los padres en los comedores están muy contentos que vayamos a darles clases a los chicos. No podíamos ir toda la semana, pero sí una o dos veces por semana porque tenemos diez comedores.

Los padres en los comedores están muy contentos que vayamos a darles clases a los chicos. No podíamos ir toda la semana, pero sí una o dos veces por semana porque tenemos diez comedores.

-¿Dónde están esos diez comedores? ¿Son todos de Barrios de Pie?

Micaela: Sí todos son de Barrios de Pie, la mayoría están en Burzaco y Adrogué y lo que es Solano y Calzada hay 5, uno de los comedores es donde está la Copa Delia que está en el Barrio Asunción en Rafael Calzada.

Rosana: Como dijo Mica yo estoy anotada en el FINES. Yo en el año 1994 terminé el primario y con Verónica nos anotamos y la verdad es un logro poder terminar el secundario, yo tengo hijos adolescentes y a veces me preguntan algo y no les sabía contestar. No tuve la posibilidad de estudiar inglés u otras materias y es todo muy nuevo para mí, las compañeras estamos muy orgullosas porque nunca es tarde para empezar el secundario. Tenemos una profesora que terminó el secundario en el FINES, es un gran ejemplo para seguir.

Verónica: Yo quería recalcar lo de FINES, porque yo nunca pensé que iba a estar en el secundario, siempre quise llegar a ser enfermera y mi piedra en el camino era no tener el secundario. Ahora me inscribí y para mí es todo nuevo y las profesoras, con paciencia, nos explican y nos dan el aliento para seguir adelante con la idea esa de que nunca es tarde. Cuando me inscribí mis hermanas me decían que para qué lo hacía si ya estoy grande. Pero yo pienso que por ahí termino el secundario, hago el curso de enfermera y les termino salvando la vida. Cuesta un poco pero nos tienen paciencia nos explican bien. Estoy muy contenta con eso.

Micaela: El área Educación creció mucho. Más en pandemia se le dio otro valor. Antes el trabajo que hacíamos nosotros no se conocía y ahora fuimos nosotros los que salimos a dar clases de apoyo a exponernos con los chicos para que no se sintieran solos. Muchos venían emocionados a las clases de apoyo. Otra de las cosas que me estaba olvidando es lo de los Puntos Educativos que realizamos. Fuimos buscando lugares donde estaban los comedores cercanos y participaban muchos chicos. En los Puntos se hacían juegos didácticos. Tuvimos que capacitarnos, buscar información y distintos juegos. A veces al niño le presentas una actividad teórica y los chicos no se enganchan, de esta manera participaban, se enganchaban y aprendían a la vez. La idea es que aprendan jugando. Nuestra remera dice Aprender Jugando, también participaron Las Copas, la Copa de Delia y otras copas que les llevaban la merienda a los chicos. Estos juegos nos sirvieron mucho para llevarlos a los comedores. Observamos que muchos chicos tenían problemas de aprendizaje y con esto de la pandemia, quedaron súper abandonados y una manera de acercarlos era a través del juego. A veces las actividades de la escuela no podían realizarlas pero a través del juego sí. Ahora estoy estudiando para psicopedagoga, les ayudé con el tema de los juegos que podíamos presentar. Sirvió mucho para los comedores, para que los niños pudieran aprender. Por ejemplo, nosotros teníamos un chico que tenía trastorno autista y no quería hacer nada, pero de a poquito fue haciendo las cosas. Después había otro nene que tenía 11 años y no sabía leer ni escribir, y la madre nos comentó que había tenido un problema neurológico y por eso quedó súper atrasado, pero hoy en día ya sabe escribir su nombre está progresando día a día.

El valor que no se paga

-¿Cómo se remunera el trabajo de todas ustedes: las educadoras, organizadoras de copas y comedores, las promotoras?

Claudia: Yo estoy cobrando el Potenciar Trabajo, que es la mitad del Salario mínimo. Como me quedé sin trabajo, es mi único ingreso.

Micaela: En mi caso me sirve porque si bien me recibí, ahora para hacer suplencias está re complicado, no contratan a nadie. Por lo menos estoy con los chicos, que es más lo mío. Hoy en día uno lo hace más por vocación, de corazón, si uno se pone a pensar en lo que está cobrando, es poco. Pero me siento feliz ayudando a otros.

Jimena: Como todo lo que conquistamos nosotras con lucha y sudor. A nosotras nos cuesta mucho el reconocimiento. Es verdad que nos demanda todo el día de trabajo, capaz que el error nuestro es naturalizarlo, pero tendríamos que empezar a pensar en el reconocimiento, si bien ya hubo un reconocimiento de que somos esenciales con el bono de $5000. Cada área tiene que viajar, a veces se nos enferman nuestros hijes y no tenemos una obra social, desde ese lado tendríamos que empezar a pensar en un reconocimiento, porque es complicado para todas. Nosotras desde el área de Marea queríamos que nos liberen las SUBE porque a veces hay que buscar de dónde sea para poder llegar. Es un laburo muy importante el que hacemos y si bien hay alguna articulación municipal, las organizaciones sociales somos las que estuvimos bancando y vamos a seguir haciéndolo. Me resultó muy lindo este encuentro.

Claudia: Yo quiero agradecer a todas mis compañeras de todas las áreas por la fuerza que le ponen día a día y el trabajo que hacen.

Rosana: Orgullosa de estar militando para la organización, conozco a casi todas las de las áreas y nos llevamos bien y eso está bueno porque nos sirve a todos, lo que nosotros queremos enseñar en al barrio. Género, salud, yo estoy en casi todo con ellos así que agradecer. Ya nos estaremos viendo. Las puertas de mi casa están abiertas.

Jimena: Yo también súper contenta y otra vez demostramos nosotras las mujeres que estamos al frente de nuestros barrios y nuestros lugares.

(*) Nodo de investigación UTEP integrado por Paula Abal Medina, Lucía Bianchi, Nicolás Caropresi, Agustina Mayanski, Rafael Nejamkis, Federico Orchani, Natalia Peluso, Alberto Vicenzi. Proyecto “Heterogeneidad estructural y desigualdades persistentes en argentina 2020-2021” (PISAC-COVID-19-00014)

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