#EstoNoPuedeSer

Por: Gala Abramovich

¿Cómo definir el gobierno de Cambiemos este 1 de mayo de 2019? En tres años los despidos, las quiebras, la disminución del salario real y la eliminación de derechos sociales provocaron demasiado daño en la vida de millones de personas. La tristeza está en el aire. Los números corroboran un deterioro fulminante.

LNT realizó una vigilia para retener, durante cada día de abril, un semblante y su historia, que no está aislada. Porque las historias pertenecen a colectivos enteros involucrados en las pérdidas, y porque no son historias individuales. Las personas fotografiadas están ligadas a un campo de fuerzas que tiene aguante.

El gobierno de Macri está fracasando en sus propios términos. Se escucha decir que aumentó la ‘inclusión financiera’ mientras lo que ocurre es un sobreendeudamiento de los hogares y de la patria. Pero tenemos que identificar algo porque este gobierno como experimento empresario es una apuesta más compleja: si el macrismo es, en lo esencial, una tentativa de destrucción, también ha sido el ‘gran facilitador interno’ de una precarización trasnacional de nuevo tipo que funciona con injertos que ‘prenden’ rápidamente, minando las bases de derechos laborales y sindicales. Algunas empresas de origen multinacional pudieron instalarse localmente en 24 horas, a partir de la sanción y reglamentación de la Ley de Apoyo al Capital Emprendedor, metáfora de la última ‘libertad’ que el capitalismo depara al trabajo. Desde que Cambiemos gobierna se instalaron Cabify, Rappi, Glovo, Uber, Flybondi, Jetsmart y más. Se multiplicaron otros sistemas de hiperexplotación como la “vigilancia online” por las torres de los barrios acomodados de las grandes ciudades del país.

El macrismo nos subió al tercer tiempo de precarización de una maquinaria destinada a desustanciar el trabajo: de la flexibilización a la subcontratación, para desembocar en el emprendedurismo. La jerga del managment definía el modelo centrífugo del posfordismo como “smallisbeautiful”, ahora se llega hasta la soledad de cada laburante trabajando por cuenta y riesgo propio.

Miramos alrededor y los perjudicados son trabajadores de actividades de todo tipo, personas de toda edad, de barrios y comunidades de distintos lugares del país, del campo y de las ciudades. Asalariados del sector privado y público, trabajadores que sostenían la faceta ‘social’ del Estado, campesinos, investigadores, cooperativistas, manteros, operarios industriales, cartoneros, periodistas, repartidores, albañiles, ladrilleros artesanales que no tienen a quién vender, comerciantes pequeños y medianos que quiebran; y así.

También sufren recortes los numerosos espacios barriales de organización del trabajo por el plato de comida, por la infancia, por la salud; por la reproducción de la vida. Son siempre en su inmensa heterogeneidad, incluso en el abismo que los distingue, un rostro: quienes necesitan del trabajo para vivir.

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