HACERSE CARGO

Por: Paula Puebla

Junto con Sergio Massa, integra en tándem de candidatos a diputados del Frente de Todos preparados para revertir la situación de los jubilados y pensionados y dar la batalla por uno de los sectores que Alberto Fernández considera centrales para su primera etapa de gobierno. Militante camporista de Berazategui, hija del psicoanalista Juan Carlos Volnovich, Luana nació en Río de Janeiro durante el exilio de sus padres y se “politizó” en la Argentina. Dice que la política es para los que tienen vocación y están dispuestos a “hacerse cargo”.

Foto: Joaquín Garcia Conde

Para una mujer como Luana Volnovich, que el territorio y las raíces sean fundamentales guarda toda lógica con su historia. Nació el 26 de septiembre de 1979 durante el exilio de sus padres. Ahí, en Río de Janeiro, donde el sol brilla y la floresta da su sombra, donde los desterrados padecen a la distancia las aberraciones de la dictadura militar, y constatan que la alegría tal vez sí sea sólo brasilera. “Creo que como una especie de proceso de salvataje hice como una cortina, tengo pocos recuerdos de Brasil. Sí recuerdo la playa. Yo vine para Argentina cuando tenía 9 años. Hice el exilio de mis viejos pero al revés”.

Jorge Volnovich, que trabajaba como psicoanalista en el Hospital de Clínicas, fue secuestrado luego de la caída del Jefe del Servicio. Tres semanas de torturas después, fue arrojado en una zanja. Lo hicieron reaparecer.

La diputada por la provincia de Buenos Aires, electa en 2015 por el Frente para la Victoria, está acostumbrada a que la prensa conjeture y hable sobre su vida personal pero la toma por sorpresa cuando le preguntan, cara a cara, sobre su historia. Mucho más durante la campaña, cuando los teléfonos personales y de los agentes de prensa no paran de sonar, cuando las apariciones en la televisión y las salidas radiales se enlazan en una cadena de exposición que pareciera no terminar. El despacho de Volnovich en el piso 13 del Anexo del Congreso de la Nación es pequeño pero generoso: es mucha la gente que recibe, la que entra y sale, porque es mucha la demanda de diálogo. La coyuntura aprieta pero no ahorca: hay tiempo para unos buenos mates, para unas sonrisas fuera de protocolo. Después, al territorio.

Lo que para su madre y su padre fue volver a la Argentina, para Luana fue llegar. Los cambios fueron muchos y difíciles, en la escuela, sobre todo. Pasó de estar en segundo grado a estar en tercero. Pasó del portugués a improvisar un castellano. Cuando el bullying aún no tenía nombre, a Luana la cargaban porque “hablaba raro” y porque además “era una nena muy gordita”. Pero el encuentro con los lazos familiares compensó esas amarguras y puso en perspectiva a la familia de psicoanalistas ad hoc con la que creció en Río de Janeiro. “El hecho de estar acá y tener primos, tíos, abuelos y abuelas era una alegría. Eso sí lo viví intensamente”, dice Volnovich con la mirada bañada de nostalgia. Se le nota en los ojos, grandes y claros, clavados en algún lugar impreciso que ha puesto en funcionamiento la maquinaria de la memoria. Confiesa que en treinta y nueve años nunca se había puesto “a pensar en esto”.

Militar: del sustantivo al verbo

En 1989, los Volnovich se instalaron en Barrio Norte. Para una familia de psicoanalistas, “Villa Freud” era el lugar más adecuado para empezar de cero una vida profesional que había sido algo más que interrumpida. Luana asistió a escuelas públicas: en la Nº16 Wenceslao Posse ―donde vota el actual presidente Mauricio Macri― cursó sus estudios primarios, en el Liceo Nº1 José Figueroa Alcorta, los secundarios. Inexorablemente influida por su historia, por los lazos de su familia con el peronismo, eligió la Ciencia Política como carrera de grado, que cursó en la Universidad de Buenos Aires. Luego se especializó en Gestión y Control de Políticas Públicas en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

“Verbo ‘militar’, verbo taimado que define la acción ante un enemigo, que en su forma sustantiva es la misma palabra (militar)”, escribe María Moreno en Oración. El contexto argentino hacia el año 2000, luego de la década menemista, dejó expuesta la ausencia de entramados sociales y, al desnudo, el quiebre de la voluntad popular. La militancia universitaria se presentó para Luana menos como deber que como vocación. Es el día de hoy que, dura contra la trampa discursiva de culpabilidad y sacrificio impartida por Cambiemos ―“muy hábiles en desresponsabilizarse de todo”―, argumenta que “la política la tienen que hacer quienes tengan vocación” y advierte: “Los que nos dedicamos a hacer esto estamos dispuestos a hacernos cargo”.

Volnovich militó en diferentes asentamientos de la Capital Federal en tareas sociales y apoyo escolar. Más tarde, ya como militante de La Cámpora, se convertiría en coordinadora académica del Centro de Estudios Políticos que, con un perfil técnico, buscaba apuntalar la pata territorial del modelo económico y social de la organización kirchnerista.

La militancia universitaria se presentó para Luana menos como deber que como vocación. Argumenta que “la política la tienen que hacer quienes tengan vocación” y advierte: “Los que nos dedicamos a hacer esto estamos dispuestos a hacernos cargo”.

Llegó a la tercera sección de la Provincia de Buenos Aires de la mano de la militancia, porque su organización observó ahí una oportunidad. “La Cámpora de Berazategui se había quedado sin responsable y necesitaban una mano. Me fui para allá y empecé a militar como responsable de Berazategui, hace como ocho o diez años”. En tierras del caudillo Juan José Mussi e hijo, todas las semanas Volnovich recorre junto a su equipo aquellos lugares del distrito desplazados de la cabecera del partido. No sólo centros de jubilados, sociedades de fomento y escuelas, sino también a empresarios del polo industrial, comerciantes y cooperativistas.

Los berazateguenses más ambiciosos le ven potencial para convertirse en intendente, para renovar política y generacionalmente un territorio cautivo, sobre todo luego de los resultados satisfactorios con los que Mayra Mendoza, colega y amiga de la ciudad vecina de Quilmes, se alzó en las pasadas elecciones primarias. Pero si se le pregunta a Luana si se ve en un futuro como administradora de su distrito, ella se desmarca: “No, hoy me veo como diputada nacional. Tampoco me había visto como diputada, quiero decirte. Cuando me enteré, la primera vez, casi ni creí la noticia. Mucho menos ahora que voy como candidata a segunda diputada”. Advierte que puede sonar a “falsa modestia” pero admite que no es una mujer de ambiciones individuales: “Voy haciendo y ocupando los lugares que mi espacio colectivo necesita”.

La diputada de los jubilados

“Anita, mi abuela materna, era peronista. Cuando nace mi mamá, el papá de mi mamá se toma el palo. En aquella época ser madre soltera era un sacrilegio, una condena social absoluta. Mi abuela tenía además la primaria incompleta, venía de Bernasconi, La Pampa, de un pueblo re humilde. Tuvo que ser madre, padre, todo y fue siempre el peronismo el que estuvo al lado de ella. Primero fueron Evita y Perón, después Néstor y Cristina”, cuenta Volnovich admirada y sigue: “Mi otra abuela nada que ver. Era de clase media, mucho más conservadora. Era filo radical porque no era de la política. Decidió que quería estudiar, a pesar de que mi abuelo no se lo iba a permitir. Estudió los primeros años encerrada en un baño en la casa de Lascano, en Flores. Después lo blanqueó y se convirtió en una de las primeras kinesiólogas del país”. Luana Volnovich pudo resignificar la historia de sus abuelas y, aunque no fue por ellas que se especializó en el tópico de los derechos previsionales, fueron y son una influencia muy importante a la hora de perfilar sus intereses y encarar su trabajo.

La experiencia como Directora Nacional de Ampliación y Fortalecimiento de Derechos Educativos del Ministerio de la Nación, durante la presidencia de Cristina Fernández, y la gestión como Directora del plan FiNes en todo el territorio, fortalecieron su desempeño en materia de seguridad social. El sistema de finalización de estudios primarios y secundarios para adultos entregó diplomas a seiscientas mil personas de un total de dos millones de inscriptos, algo que, en retrospectiva, para la diputada fue insuficiente. Se reprocha no haber llegado a millón de estudiantes a los que le hubiera gustado ver egresar y se lamenta de que las políticas del actual gobierno no consideren a la alfabetización de los argentinos mayores un asunto prioritario. Durante los últimos tres años y medio, vio cómo las partidas de dinero necesarias para continuar con el plan pasaron de la subejecución a la ausencia en los presupuestos nacionales. Volnovich sentencia que “el FINES no existe más, lo destruyeron”. Sabe que esto tampoco fue magia, sino que fue decisión política.

El sistema de finalización de estudios primarios y secundarios para adultos entregó diplomas a seiscientas mil personas de un total de dos millones de inscriptos, algo que, en retrospectiva, para la diputada fue insuficiente.

Las teorías sexistas afirman que Luana Volnovich trepó lugares en las listas por el último romance alla Cámpora que le asignan en los grandes medios y los programas de la tarde. Pero aquellos que hayan preferido poner atención a sus intervenciones parlamentarias y a su trayectoria, podrán ver el hilo que la conecta con lo que se develó, en el acto del pasado 22 de julio en Temperley, como un eje central de la campaña presidencial de Alberto Fernández: la recomposición de los ingresos de los jubilados y el subsidio estatal de medicamentos. Detrás del dúctil y camaleónico Sergio Massa, cuya currícula consigna cinco años de experiencia como director ejecutivo de la ANSES, hoy Volnovich va por la renovación de su banca en la Cámara Baja con la ventaja de tener un expertise codiciado. El Frente de Todos juega con un tándem de primeros diputados preparados para revertir la situación y dar la batalla por uno de los sectores más despreciados por lo que ya es considerado el fracaso de Cambiemos.

“Comprendí cabalmente la revolución que habíamos hecho en materia de seguridad social. Somos el único país en la Tierra que privatizó su sistema jubilatorio y después lo volvió a recuperar. Somos el único país en la Tierra que le ve la cara al diablo y vuelve, ¿entendés? Hicimos cosas que son del orden de lo increíble”, dice la diputada, enfática y orgullosa, en referencia al modelo previsional instalado durante el kirchnerismo. Volnovich es vocal de las comisiones de Personas Mayores, Educación y de Análisis y seguimiento de normas tributarias y previsionales. Es secretaria de la comisión Bicameral de control de los fondos de la Seguridad Social y vicepresidenta segunda en Previsión y Seguridad social. Para la candidata carioca, el botón de muestra del posicionamiento ideológico de un gobierno es la seguridad social y considera las moratorias previsionales para amas de casa y trabajadores informales “un derecho humano”.

“Comprendí cabalmente la revolución que habíamos hecho en materia de seguridad social. Somos el único país en la Tierra que privatizó su sistema jubilatorio y después lo volvió a recuperar. Somos el único país en la Tierra que le ve la cara al diablo y vuelve, ¿entendés?”

Cuando se debatió el proyecto de ley de Reforma Previsional en diciembre de 2017, las fuerzas de seguridad mostraban por primera vez la rabia desatada contra el pueblo en las inmediaciones del Congreso, con el visto bueno de la cabeza del Ministerio de Seguridad. Dentro del recinto, Luana Volnovich comenzó su disertación con las palabras que Néstor Kirchner le había espetado a la misma Patricia Bullrich, en julio de 2001, cuando el gobierno de la Alianza recortaba 13% los haberes de los jubilados y jubiladas: “Fuerte con los débiles, débiles con los fuertes”. Fue vehemente en sus palabras en una de las jornadas democráticas con mayor costo social en los años de presidencia de Mauricio Macri, postura que sostiene con la misma intensidad. “Nosotros creemos que el Estado ―esta era una frase de Néstor también―, tiene que estar ahí donde el mercado desiguala. Ellos creen que el Estado tiene que ser un instrumento para reproducir los intereses de un grupo. Y lo que han hecho hasta ahora es usar todo lo que les ha dado el mandato popular, es decir, los resortes estatales, para darle negocio y recuperar los márgenes de rentabilidad que durante doce años se les habían achicado”, dice la diputada. Con 127 votos, el oficialismo obtuvo la mayoría: el proyecto se transformó en ley y el gobierno aró la tierra para continuar su trabajo hacia una sociedad de exclusión.

Luana Volnovich sostiene que el gobierno comenzó con un proceso de “degradación del sistema público” con el propósito de restaurar las AFJP, en alguna de sus variantes, “como en los noventa”. Dice que la reforma ya tuvo un impacto fuerte sobre los jubilados pero que también lo tiene sobre la ciudadanía que todavía trabaja. En el caso de una continuidad milagrosa del macrismo, la responsable política de La Cámpora en el Partido de Berazategui auspicia un futuro distópico con bajas en la tasa de sustitución, aumento de edades jubilatorias, armonización de los sistemas provinciales, fórmulas de movilidad retrasadas con respecto a los índices maníacos de inflación, evaluación socioeconómica para acceder al haber, caducidad de las moratorias jubilatorias. Pero Volnovich está confiada en la renovación del gobierno y en poder revertir el plan macrista: “Ya lo hicimos. Veníamos de un sistema quebrado, con un nivel de endeudamiento brutal. Lo hizo Néstor Kirchner y en esa etapa estaba Alberto Fernández con él. Es mentira que el sistema previsional no es sustentable, es mentira que no hay plata. Lo que hay son definiciones de prioridad”.

Luana Volnovich sostiene que el gobierno comenzó con un proceso de “degradación del sistema público” con el propósito de restaurar las AFJP, en alguna de sus variantes, “como en los noventa”.

Luana habla de los sistemas previsionales con la pericia de quien describe el funcionamiento de máquinas complejas de manera muy sencilla y reflexiona sobre el efecto perverso de las manipulaciones del discurso de los medios que tienen sobre los jubilados y pensionados. Es taxativa pero responsable. Habla de “ellos” y de “nosotros”, pero no desde un lugar de odio sino desde un sentido de pertenencia bastante parecido al familiar. Los resultados de las PASO del histórico 11 de agosto la ponen más cerca de lograr su objetivo de dignidad para la tercera edad, apelando a la memoria de gobierno del padre político de su generación.

La política, esa pasión que no espera

Luana Volnovich tiene un hijo de seis años con el ex senador provincial Jorge Romero, de quien está separada. Además de su agenda de diputada en campaña, diseña estrategias para que, entre la niñera y las abuelas, Dante esté siempre contenido. “Cuando tenés un hijo, tenés que borrarte indefectiblemente de todo por un tiempo. Eso es lo que nos pasa a las mujeres siempre. Salís de tu mundo laboral, del de la política, del de la militancia, y nadie te espera. El mundo sigue y después tenés que intentar volver, de nuevo, a los codazos. Pero eso está cambiando y está bueno”, dice, y recuerda las marchas, movilizaciones y largas recorridas que hacía con su hijo, todavía bebé, dentro del huevito en el asiento trasero del auto.

Volnovich dice que no lo hace habitualmente pero que ya no la asusta googlearse. Sabe, como casi cualquier otra mujer de la arena pública, que los resultados que arroje el buscador serán menos sobre su desempeño que sobre sus rasgos de carácter y su vida sexoafectiva. Pero no resiente al periodismo ni tiene nada que recriminarle porque sabe también que su trabajo, tanto individual como colectivo, habla por sí mismo. Confía además en los procesos de actualización de género de todas las instituciones: “Nuestra sociedad decidió dejar de ser machista, lo que no significa que haya dejado de serlo. A mí lo que me importa es eso. Hemos tomado un rumbo, una decisión. Eso me deja tranquila”.

La diputada reconoce que en el recinto existe la camaradería y el respeto interbloque sin importar el género. Su preocupación está centrada en su trabajo y en “mostrarle a los demás que nosotros somos una generación que de verdad labura”. Sin embargo, el machismo que no se hace notar en la Cámara es un asunto que generó problemas y escándalos por fuera: “En la organización sí lo sentí en su momento, porque nuestra organización también se deconstruyó. Hoy es imposible pensar el sexismo en nuestro espacio. Hoy la organización es feminista, que entiende que ser feminista es parte de los requisitos del militante integral. Hace ocho años no lo era. Nosotros también mejoramos”.

La política se ve conminada a cambiar, entre otras cosas, gracias a la presión de los movimientos sociales y emancipatorios y a la generación militante post 2001 a la que Luana Volnovich pertenece. “En el peronismo hubo dirigentes machistas, pero no es lo mismo decir que el peronismo es machista. Sin mencionar lo obvio, como Eva Perón o el voto femenino, ¿no? El peronismo es un movimiento participativo, democratizador, que genera trabajo y es inclusivo. De hecho, las mujeres en la época del peronismo también fueron actores sociales que empezaron a trabajar y fueron parte del movimiento popular. Por ahí es mucho decir que es feminista, por lo que significa esa palabra en las diferentes épocas, pero es naturalmente inclusivo. Incluye a las mujeres”, dice Volnovich. “Puedo tener mis méritos individuales, pero entendí que soy una diputada que pertenece a un espacio político que está asociado a la figura de Cristina. Eso es una responsabilidad enorme, una mochila que tenemos y nos empuja a cuidarnos mucho, a intentar ser las mejores. Ella tiene una expectativa positiva hacia nosotras. Nos mira y nos anima y nos ha dado lugar. Eso es increíble. Ese es su feminismo”.

“Nuestra organización también se deconstruyó. Hoy es imposible pensar el sexismo en nuestro espacio. Hoy la organización es feminista, que entiende que ser feminista es parte de los requisitos del militante integral. Hace ocho años no lo era. Nosotros también mejoramos”.

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