JUSTO FRENTE A LA TUMBA DEL CHE

Por: Gerardo Fernández

El canto y las letras del mendocino Jorge Marziali describen al hombre trabajador, al paisaje y sus pobladores. En esta reseña de su producción poética y artística el autor arriesga una definición: “Su canto fue absolutamente personal, hasta se podría decir que hubo una forma de abordar la música popular a lo Marziali”.

Cuando Jorge Marziali falleció justo frente a la tumba del Che, en 2017, la noticia tuvo poca trascendencia. Una injusticia. Lo recuerdo siempre dispuesto a conversar en la radio y a encontrarlo en el subte o en una fotocopiadora mandando a imprimir los afiches de su propio concierto. Jorge Marziali nos dejó una cantidad de obras que podrían asombrar a cualquiera que no sea del palo. Nacido en Guaymallén, trabajó de joven como corresponsal de Clarín en Mendoza hasta que decidió lanzarse con todo a trovar por el país. El canto y las letras de Marziali describen el paisaje y sus pobladores en una inequívoca escena de lucha. Su canto fue absolutamente personal, hasta se podría decir que hubo una forma de abordar la música popular a lo Marziali.

 

A este Manuel que yo canto
no lo halla el frío,
anda cruzando el invierno
con un ponchito de vino.
Este Manuel que yo canto
no alcanza olvido
.

 

 

Jorge compuso “A este Manuel que yo canto” como homenaje a Manuel J. Castilla que se transformó rápidamente en uno de esos momentos donde el canto se estremece ante el recuerdo de una figura de las más recordadas, el compañero del Cuchi, el que escribió “Balderrama” y tantas otras letras fenomenales.

 

Vamos a empezar de nuevo cebollita y huevo pan y libertad.
que paguen los que han robado, y los humillados,

y los olvidados y los engañados que no paguen más.

 

 

Marziali entendió que las idas y vueltas de un pueblo pueden ser contadas con lenguaje sencillo Y así lo hizo en “Cebollita y huevo”:

 

Libertad, yo te libero

haces que mi canto vibre

porque no puedo ser libre

ni tampoco prisionero.

¡Ay de mí!

 

 

En “Coplas de las libertad” le puso música a una letra de Daniel Giribaldi y la canción inmediatamente fue tomada por las grandes figuras en un tiempo donde liberar a la libertad fue consigna del pueblo argentino, por eso se cantaron a toda voz estas coplas,  para poner un punto y aparte, un quiebre, un nuevo tiempo donde nos desafiábamos a construir otro país. Pero Marziali no dejaba de sorprendernos y llegó esa maravilla que quizá sea su tema más representativo: “Los obreros de Morón”. 

 

Después entran a
Desgano a la ciudad
Por que intuyen que es perder
La libertad
Y en las noches se desquitan
Matecito y tortas fritas
Y que llueva lo que quiera en el barrial.

Allá se van…  Aquellos son
Esos tigres verdaderos
Son mis diarios compañeros
Mis hermanos los obreros de Morón

 

 

Hay que haber andado a los tumbos por la vida pero con las antenas bien abiertas para describir con tal precisión a la clase trabajadora, dice: “Después entran a desgano a la ciudad porque sienten que es perder la libertad”. La ciudad como cárcel.

 

«Cada vez que me curdo

me llevan preso,
cada vez que me curdo
me llevan preso,
Argentina son las viñas
será por eso. Bis

En la comisaría
pago la multa
será porque el comisario
tal vez no chupa, Bis

Tomemos un trago de vino
que enseguida viene otro litro
de ese que toman los curas
comisario y gobernador,
si ellos no pagan multa,
tampoco la pago yo.»

 

 

En “P’al comisario” encontramos a un Marziali festivo y altamente provocador cantando a favor de los humildes y férreamente contestatario para todo lo que representara a los que mandan, por eso entre asunto y asunto el obrero está soldado a ese vino liberador, hereje, que se ríe del poder de esos jefecitos a los que le hicieron creer que mandan. El vino compañero, el vino solidario que conoce los chanchullos de eso que llaman la ley, tanto en la tierra como en el cielo.

 

Pero llega el tiempo más cruel, más inhumano, el tiempo donde no hay trabajo ni changa, ese momento donde los hombros se meten para adentro, la cabeza se agacha como defensa ante la ignominia de no tener trabajo y sentirlo como una deuda, como prueba de vagancia cuando no hay nada más bello que tener un lugar en el mundo donde ganarse el vino, el churrasco y lo elemental para los hijos. Ahí Jorge escribe la letra de “Milonga del desocupado” que será musicalizada por Juan Falú, su compadre en aquellos ciclos allá por los noventa y pico en la calle Corrientes.

 

He visto al desocupado pasar

por la puerta de mi casa.

Las manos en los bolsillos

y la vergüenza en la cara.

Iba de campera gris y azul,

el pantalón le brillaba

con un brillo que perdió

cuando bajó la mirada.

He visto al desocupado

por la puerta de mi casa

 

 

Y cuando el pique escasea sobreviene entonces la minga, esa juntada barrial donde todos los vecinos juntan sus manos y brazos para mejorar la salita, la parada del colectivo, para entender en esa acción cuánto puede obtenerse si se suman fuerzas, algo que siempre asusta a los que mandan: no vaya a ser cosa que la monada entienda algún día que la suma de esfuerzos individuales compone una expresión tan potente que nada la detiene. Marziali compuso entonces “Domingo de Minga”.

 

Este domingo es de minga,
el sol ha abierto los ojos
qué lindo se ha puesto el campo
como si no fuera de otro.

La vida puede ser minga
y los campos uno solo
la vida puede ser minga,
siembra y cosecha de todos.

 

 

Jorge Marziali se merece todos los homenajes que se le puedan hacer, pero lo que tenemos más a mano es su obra, que por suerte abunda en sitios gratuitos para que sea disfrutada. Marziali, aquel que desató largos debates cuando compuso “Yo elijo criollos”, resulta que muchos se sintieron aludidos. En definitiva esta obra es inescindible de un tiempo que presagiaba nuestro presente, donde escasean espacios de difusión de estos artistas populares.

 

Cantor que anda distraído pisa la rama,

y mientras busca la gloria le hacen la cama,

yo puedo cantarle a Sonia y cantarle a Rosa

y no por eso olvidar como andan las cosas,

me voy a morir con estos discutimientos

que tienen tanto que ver con gringos de adentro

(lo tuyo sería folk, rural, pero rock and roll,

 no es heavy sin embargo me suena punk)

yo canto como la gente que me ha enseñado

y marchen 20 de vino con 10 de asado,

que entre tanto manoseo y tanto escollo,

si tengo que elegir cantos elijo criollos,

elijo criollos, elijo criollos.

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