CAPUSOTTO, LA PANDEMIA Y LA POESÍA

Por: Nancy Giampaolo

Apartado, como siempre, de la auto promoción (no tiene redes sociales y es bastante renuente a dar entrevistas), el gran actor argentino pasa sus días de confinamiento alejado del humorismo que definió su magnífica trayectoria profesional.  Asegura no sentirse para nada obligado a hacer reír  para paliar los efectos de la cuarentena y, en cambio, despunta una nueva afición por la poesía. Tampoco se apresura a juzgar la gestión de Alberto Fernández y espera a que “se active la política” para que las discusiones no sean obsesivamente coyunturales. Un diálogo atemperado y, a la vez, expectante, con uno de los pocos íconos perdurables que dio la televisión argentina de este siglo. Foto de Diego Kopel.

-Muchos famosos, influencers y afines parecen sentirse obligados a salir a bancar los trapos en cuarentena con consejos, chistes, bailes. Advierto que no es tu caso…

-Esto vino a intervenir nuestras vidas de una manera muy particular, y cada uno resuelve su situación como puede. Yo no me siento obligado a dar ánimos, ni consejos, ni opiniones tajantes, ni nada que se le parezca porque, en última instancia, la enfermedad en sí (no las medidas políticas en torno a la enfermedad, hablo del virus concretamente) no puede ser objeto de otra disciplina que no sea la ciencia. Por otro lado, si uno tiene una mirada colectiva sabe que hay gente que ya la estaba pasando muy mal antes y esto aportó una dimensión aún más monstruosa. No se resuelve eso con humor o consejos. Después de cuatro años de Macri viene una pandemia y da la sensación de que lo que nos dejará es irremediable, aunque espero que no sea más que una sensación. Pero hoy no encuentro sentido en concentrarme en pensar algo vinculado a lo que veníamos haciendo con Pedro Saborido, no me hice cargo de pensar en términos humorísticos para nada. Quizás anoto alguna cosa que tiene que ver con el humor para un futuro, eso sí. Pero no estoy abocado a lo humorístico ni por asomo.

 

-La cuarentena te llevó a escribir poesías, algo que no habías hecho. Me gustaría que hables del momento en que se detonó esa nueva afición…

-Apareció contestando un mail. Yo muchas veces respondo mails saliéndome quizás un poco de lo previsible y ahí es donde me di cuenta que estaba respondiendo en un tono poético, si se puede usar esta palabra, y empecé a reencontrarme con la escritura que había tenido un espacio pequeño, pero a la vez latente, en mi vida, porque había sido postergada por la actuación. Y empecé a obsesionarme un poco, a concentrarme en escribir pequeños textos o versos que a su vez son resignificados con fotografías que hace Daniel Berbedés, que es un amigo que había leído esos textos y me sugirió integrar las dos cosas. La poesía siempre me conmovió y recién en esta época de reconcentración empecé a ocupar los días con escritos. Cuando comenzó esta escritura sentí, al mismo tiempo, que me aliviaba del encierro. Por otro lado, estoy acostumbrado a estar en casa y no tengo los problemas económicos que, de acuciarme, me harían comportar de otra manera totalmente distinta.

“La poesía siempre me conmovió y recién en esta época de reconcentración empecé a ocupar los días con escritos. Cuando comenzó esta escritura sentí, al mismo tiempo, que me aliviaba del encierro”.

-Hace algún tiempo en otra entrevista dijiste que la globalización llevaba a que cada cual esté en su casa como si fuera una oficina por la imposición de los usos tecnológicos y que te preocupaba la creciente disolución del cuerpo presente, por decirlo de alguna forma. Con la pandemia este estado de cosas llega aun paroxismo…

-Sí. Y ya hay mucho trabajo o producción de servicios que pasan exclusivamente por lo virtual, y que se ve que a algunos les encanta porque les debe dar la sensación de que estando sentados frente a la pantalla están manejando el mundo. No es mi caso, y mucho menos por mi profesión que implica poner el cuerpo, justamente, como decís. Espero que cuando esto termine no se deje de tener en cuenta que hay un gran número de personas de este país que no tienen medios, espacios, formación ni interés en comunicarse y trabajar a través de lo virtual. La pandemia aletargó algo que podría haberse reparado, quizás, en cuanto a no olvidar que la presencia de los cuerpos no puede sustituirse por completo. Este es un país herido, golpeado y esto profundizó esa situación y sé que los sub alternos de los que manejan la cuestión seguirán en sus escritorios haciendo su trabajo. Pero la necesidad del cuerpo presente y de la libre circulación de ese cuerpo que se manifiesta en los sectores que no comandan nada, va a tener que ser atendida.

“Espero que cuando esto termine no se deje de tener en cuenta que hay un gran número de personas de este país que no tienen medios, espacios, formación ni interés en comunicarse y trabajar a través de lo virtual”.

-¿Y cómo ves la situación del peronismo, la oposición, la izquierda?

-El peronismo siempre, de alguna manera, se reinventa, mal que le pese a algunos ortodoxos, con los que puedo coincidir en que algunas veces se ha reinventado mal. Pero no sé si ahora podemos hablar siquiera en esos términos. Más bien sucedió que Alberto en algún momento parecía algo así como el gran padre que se cargaba al hombro una situación inédita y la oposición parecía muy conforme con eso. Tuvo un consenso general cimentado también en sectores que detestan a Cristina. En un momento parecía que le estaban dejando todo libre para que gane ampliamente las legislativas. Ahora, cuando es innegable que la economía está cada vez más dañada, la oposición deja de apoyar. Es medio de manual. Lo malo es que la oposición omita su parte en la ecuación del desastre económico y pretenda que la cuarentena es el único agente destructor de cosas vitales como el trabajo. Para establecer algún juicio sobre la gestión actual quisiera esperar un poco más o al menos que se salga de este estado demencial que generó la pandemia. Me gustaría que se active la política para poder pensar y juzgar mejor, porque en este marco todo parece suspendido. De todas maneras, creo que ni mi lectura ni la de nadie va a ser cabal,  si no se ponen sobre la mesa todos los actores que intervienen. Me refiero al poder real, a la mafia financiera. Por otra parte, mientras todos discuten cosas bastante irrelevantes al final del día como las actitudes de Alberto, a quién le habla, cómo tiene que comunicar, cuáles son sus modales etc., tenés enfrente a un enemigo que no discute en esos términos y que no tiene ningún problema en pasarte por arriba y que no se interesa por generar ninguna retórica que no sea la del negocio puro y duro. Están también algunos muchachos que se dicen liberales pero que de acceder al poder formal no temerían en eliminar a medio mundo (acá en la Argentina si imponemos la idea de un país para los más aptos ya sabemos qué puede pasar) y está la izquierda siempre muy abierta a dar algunos debates, pero sin acceder realmente al poder formal nunca.

“El peronismo siempre, de alguna manera, se reinventa, mal que le pese a algunos ortodoxos, con los que puedo coincidir en que algunas veces se ha reinventado mal. Pero no sé si ahora podemos hablar siquiera en esos términos”.

-Con la pandemia se resignificaron o se anestesiaron un poco algunas cosas que parecían centrales para varios sectores como la lucha de género o el aborto seguro, legal y gratuito…

-El aborto es uno de los tantos temas a discutir dentro de una agenda que está repleta de cosas por reparar, cambiar, sanar. En cuanto a la lucha de género, bueno, hay algo ideológico que para mí va por encima. Si estás a favor del aborto, pero también de la reforma previsional, a mí hay algo que no me cierra.

 

-Si no das ánimo ni consejos, tampoco vas a hacer pronósticos, pero quisiera alguna breve apreciación sobre el futuro para cerrar…

-La pandemia está tapando escenarios, pero en algún momento va a terminar y va a haber que sentarse y confrontar al poder real para no ser sus socios.  Algo muy facilongo para la charla de café, muy lindo para hablarlo entre nosotros, pero que, después, en la cancha, se complica.

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