“Kurt Cobain tenía todo y se sentía miserable.
Nosotros no teníamos un carajo y yo seguía pensando
que levantarse a la mañana era lo mejor que te podía pasar,
porque nunca sabías como ibas a terminar la noche.”
Noel Gallagher, Stop The Clocks, 2006
Hace algunos días se cumplieron diez años del último recital de Oasis en la Argentina. Unos pocos meses después la banda se separaría y comenzaría su leyenda. El concierto fue en el estadio de River Plate y Noel Gallagher recordó en público lo que significaba tocar allí ya que había pisado anteriormente ese lugar como plomo con la banda Inspiral Carpets.
Para ese momento de su carrera, los miembros originales de Oasis se reducían solamente a los hermanos Liam y Noel. Lo cierto es que las únicas presentaciones que la banda realizó con la formación que grabó su disco consagratorio, What’s The Story Morning Glory, fueron en 1998 en el Luna Park, con el lanzamiento de Be Here Now, su tercera placa, cuando la estrella del movimiento musical llamado Britpop comenzaba a apagarse.
Hoy, Liam Gallagher tiene su propia marca de ropa, un disco solista exitoso de ventas y crítica y su hermano Noel graba y sale de gira con su banda, los High Flying Birds, y ha sido canonizado por el status quo del rock británico. ¿Faltará mucho para Sir Noel Gallagher?
Pasó demasiado tiempo desde que Oasis reinó el mundo, y más tiempo desde que eran una banda de la clase trabajadora de Manchester con la intención de reivindicar su pertenencia y no desanimarse a pesar de todo. Definitely Maybe, su debut discográfico, editado en 1994, tal vez sea uno de los relatos más crudos y contestatarios contra el Thatcherismo. Cinco muchachos de Manchester pertenecientes a la clase obrera, tratando de escapar de la pesadilla conservadora en la que el Reino Unido se encontraba inmerso.
La mayoría de las canciones de Definitely Maybe fueron escritas en el sótano de una estación de servicio mientras Noel se recuperaba de una lesión sufrida trabajando en la construcción de edificios. Sus siguientes discos serían realizados en estudios de primer nivel, con presupuestos millonarios y componiendo las canciones en hoteles y aviones de lujo. Para ese momento Oasis ya había abrazado el ethos Thacheriano del que tanto había renegado. Al igual que el primer ministro laborista, Tony Blair, la esperanza de un mundo mejor que confluía entre el rock y la política había fracasado una vez más.
Definitely Maybe, el debut discográfico de Oasis, editado en 1994, tal vez sea uno de los relatos más crudos y contestatarios contra el Thatcherismo. Cinco muchachos de Manchester pertenecientes a la clase obrera, tratando de escapar de la pesadilla conservadora reinante en la que el Reino Unido se encontraba inmerso.
[vc_video link=»https://www.youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_nsZ5haJQtBfX7EBvwoW79fyYcAe-V0PfI»]Es por eso que Definitely Maybe funciona como la pintura de una época que invita a la aventura colectiva. En el disco no existe el “ellos” sino el “nosotros”.
Mucho se acusó a Oasis de robar descaradamente riffs y melodías de las grandes bandas históricas del rock en su primer disco. Pero, ¿qué se podía esperar musicalmente de unos muchachos mancunianos que vivían escuchando casetes y discos que robaban en la escuela o compraban por peniques? ¿Acaso la apropiación de la música por parte de las clases populares no es otra forma de legitimación? Una tradición que lleva décadas. El plagio e inspiración como alegría de los más vulnerables de la sociedad.
A diferencia de las bandas con las que compartían y rivalizaban la escena (Blur, Suede, Elastica, Pulp) las letras de Oasis (muchas veces menospreciadas) no hablaban de la decadencia de la clase media británica, la sátira a los Estados Unidos, amores burgueses tortuosos ni apuntaban al sarcasmo. Eran en su mayoría visiones optimistas de cómo salir de una pesadilla económica y cultural en la que se encontraban millones de ingleses. Con solo repasar lo que Noel y Liam cantaban en canciones como “Rock And Roll Star”, “Live Forever” (“Tal vez nunca seré todo lo que quiero ser, pero no es el tiempo de llorar sino el tiempo de preguntarse por qué”), “Up In The Sky” o “Columbia” (“Lo que escuché no es lo que escucho, puedo ver los signos pero no están muy claros”) podemos ver esa óptica bajo la mirada de Noel.
¿Acaso la apropiación de la música por parte de las clases populares no es otra forma de legitimación? Una tradición que lleva décadas. El plagio e inspiración como alegría de los más vulnerables de la sociedad.
Cuando Tony Mc Carroll, primer baterista de la banda, fue despedido por Noel (según sus palabras: buscaba un sonido “más refinado”), Oasis perdió su esencia manchesteriana. El reemplazo por Alan White destruyó el espíritu original ya que con él llegó otro estilo menos rústico, más perfeccionado y una estadía permanente de la banda en Londres. Oasis fue la banda populista por excelencia. La ambición de llegar a todos los públicos de la manera más efectiva posible y el deseo de ser la banda más grande de la tierra (con himnos épicos que fuesen cantados en las canchas de fútbol) los alejó del lado más introspectivo y burgués del britpop.
Al revés de grupos que por diferentes motivos proponían un alejamiento tácito entre banda y público Oasis era exactamente lo contrario. Con What’s The Story Morning Glory lograron quedar en la historia del rock. Melodías perfectas y una canción que jamás nos cansaremos de escuchar: “Wonderwall”. Aquella gema fue el paso necesario para poder traicionarse. Para poder ser verdaderas estrellas de rock. Tal vez, nadie pueda mantener por siempre su verdadera naturaleza. Está en el arte y en el alma humana.
*Guionista y periodista.
