“NO PIDAMOS MÁS PERMISO”, EL GRITO DE LAS TRABAJADORAS ORGANIZADAS EN EL ENM DE TRELEW

Por: Tania Rodriguez

Las voces de las trabajadoras precarizadas, las registradas, las sin salario y las despedidas alertaron en el Encuentro Nacional de Mujeres de Trelew sobre la criminalización de la protesta, pero también sobre la resistencia y las propuestas para defender y consagrar derechos. Los talleres de Organizaciones sindicales ocuparon cinco aulas repletas. Además de la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional y de los sistemas de segregación en los sindicatos, el temario recorrió las problemáticas que atraviesan mujeres y sujetxs no hegemónicos en el terreno gremial. Una crónica de LNT desde el corazón del debate.   Por Tania J. Rodriguez* Fotos: Mayra Llopis Montaña

Desde el pórtico de la casa saludaba con un pañuelo verde extendido entre sus manos a las miles de mujeres que pasaban por la calle de su barrio. La energía de sus brazos, el “agite” de su cuerpo y el gris de sus cabellos confirmaban esta idea de que el feminismo revitaliza. “Gracias por venir” les dijo la vecina a las dos pibas que se acercaron a su puerta mientras la columna le dedicaba un fuerte “mujer escucha / únete a la lucha”. Las tres se fundieron en un abrazo que nos estremeció a todas, como nos sucedió con cada uno de los gestos de apoyo de mujeres y niñas que desde los techos de las casas celebraban la calle. Nuevamente, la marea feminista inundaba barrios y casas, liberaba cuerpos y enredaba luchas.

Hubo un hilo que atravesó los talleres de Trabajo, Trabajo Reproductivo, Trabajo Sexual y Organizaciones sindicales: cuando hay feminización del ajuste, del desempleo y de la pobreza, hay feminización de la resistencia al patriarcado y la ofensiva neoliberal.

Veintidós cuadras así. Repletas de mujeres, lesbianas, travestis, trans por las calles de Trelew (Chubut) transformando la fisonomía de la ciudad patagónica en un octubre verde y violeta. “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” se escuchaba una y otra vez después de la brutal represión de la policía con la complicidad de la iglesia sobre compañeras militantes y periodistas feministas en el recorrido final de una marcha que desconcentró en paz y con el cuidado de unas con otras ante la violencia institucional.Rebelde, plurinacional y feminista, la Patagonia estalló en gritos de liberación con la fuerza de los pueblos originarios, de las históricas huelgas de trabajadorxs de 1921 y de la memoria de lxs militantes y presxs políticxs fusiladxs por la dictadura el 22 de agosto de 1972. Fueron miles las trabajadoras que se hicieron escuchar en múltiples manifestaciones de agrupamiento y ocupación del espacio público. De la demanda por el reconocimiento del trabajo reproductivo y el trabajo socio-comunitario, de los derechos sociales en trabajos no reconocidos, del derecho al deseo y al placer como trabajadoras, los temarios fueron amplios y diversos como los testimonios de cada una de las anotadas en las listas de oradoras. Sin embargo, hubo un hilo que atravesó los talleres de Trabajo, Trabajo Reproductivo, Trabajo Sexual y Organizaciones sindicales: cuando hay feminización del ajuste, del desempleo y de la pobreza, hay feminización de la resistencia al patriarcado y la ofensiva neoliberal.

Ni invisibles, ni postergadas: protagonistas

Las voces de trabajadoras registradas, de las precarizadas, de las trabajadoras sin salario y las despedidas alertaban en los talleres del ENM sobre la criminalización de la protesta y principalmente de las mujeres y disidencias sexuales que reclaman derechos de reconocimiento. “Nos dicen ‘las negras que cobramos un plan’. Nosotras somos trabajadoras y no es un plan, es el salario que nos ganamos por nuestro trabajo” afirmaba una trabajadora de la economía popular ante la escucha de operarias del sector energético, de salud y de la construcción, entre otras. Ella y sus compañeras contaron que en los últimos dos años tuvieron que duplicar la cantidad de horas que trabajan en los merenderos de su barrio.

A medida que transcurría el Encuentro, los talleres con agendas laborales congregaban experiencias de resistencia en los lugares de trabajo y propuestas para defender y consagrar derechos. En el taller de Trabajo reproductivo, el relato de una cooperativista cartonera sintetizó la discusión sobre el pacto silencioso que les encomendó a las mujeres la reproducción social sin reconocimiento salarial: “El problema de cuidados impacta en lo político pero también impacta en el reconocimiento de derechos laborales. Si no cumplimos con la cantidad de kilos de cartón que necesitamos completar por día, no nos pagan. Y muchas ya no llegamos, no nos alcanza el tiempo ni la fuerza”.A unas pocas cuadras, las trabajadoras sexuales recibían a más de mil participantes anotadas en sus talleres. “Todo trabajo es sexual. Nos capacitamos, nos formamos, compartimos saberes y cuando vas a un trabajo te piden buena presencia, te miran la ropa, te exigen cosas que a los varones (cis) nos les piden” afirmó una de las coordinadoras. “Tenemos los mismos problemas que cualquier trabajadora sin derechos. Queremos obra social y jubilación, no necesitamos caridad, necesitamos sororidad” agregó la referente sindical ante el auditorio improvisado que unificó la convocatoria de las aulas desbordadas de cuerpos.

“Nos dicen ‘las negras que cobramos un plan’. Nosotras somos trabajadoras y no es un plan, es el salario que nos ganamos por nuestro trabajo” afirmaba una trabajadora de la economía popular ante la escucha de operarias del sector energético, de salud y de la construcción, entre otras.

La masividad de las participantes también se hizo notar en los talleres de Organizaciones sindicales que se desdoblaron en cinco aulas repletas. Además de la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional y de los sistemas de segregación horizontal y vertical en las organizaciones sindicales (la división sexual de tareas y el “techo de cristal”), el temario recorrió las problemáticas que atraviesan mujeres y sujetxs no hegemónicos en el terreno gremial. La exclusión femenina de las estructuras y los límites para transformar las prácticas cotidianas del ejercicio de poder fueron algunos de los principales temas que estructuraron los discursos de las presentes para dar paso a propuestas que permitieran “correr el límite de los posible y de lo deseable y cambiarlo todo en los sindicatos” como señaló una de las últimas oradoras.

“El ninguneo es exclusión, compañeras. Tenemos que animarnos a ocupar los espacios. Si no sabemos cómo hacer algo lo googleamos o le buscamos la vuelta pero no pidamos más permiso” recomendó una delegada estatal con varios años de experiencia y que “de grande” pudo reconocer el protagonismo de las mujeres en la historia del movimiento de trabajadorxs, por eso ahora “no se calla”.

Unidad sindical, feminista y federal

“La pelea por mejores condiciones de trabajo, por licencias por violencia de género e incluso por la ropa de trabajo que no contempla nuestros cuerpos son algunas de las cosas que tenemos en común. Para nosotras, la compañera trabajadora es compañera en todos lados y juntas podemos transformar el lugar donde trabajamos” expresó una metrodelegada en el taller de Trabajo. En un año en que las principales movilizaciones contra al ajuste fueron protagonizadas por los movimientos de mujeres, los feminismos y el sindicalismo, la masiva participación de trabajadoras organizadas que alzaron sus voces en el ENM manifiesta el deseo de transformar las organizaciones de las que forman parte y reafirma experiencias concretas de construcción de unidad en las luchas.

En un año en que las principales movilizaciones contra al ajuste fueron protagonizadas por los movimientos de mujeres, los feminismos y el sindicalismo, la masiva participación de trabajadoras organizadas que alzaron sus voces en el ENM manifiesta el deseo de transformar las organizaciones de las que forman parte.

Las experiencias de organización intersindical de mujeres durante 2017 y 2018 resuenan en las cúpulas y en las bases. Las compañeras de la “CTA de las trabajadoras” (como señala la bandera que estrenaron orgullosas en este Encuentro) organizaron un plenario el sábado 13 del que participaron agremiadas del sector educativo, aeronáutico, de la administración pública, del subte, de las universidades. Se sumaron a esta iniciativa y a la columna sindical en la marcha del domingo trabajadoras del sector de televisión y servicios digitales, telefónicas, bancarias, judiciales y no docentes de las universidades.El componente federal y juvenil de la convocatoria marcó la tónica del plenario de trabajadoras en el que la construcción de agendas feministas en los sindicatos fue uno de los ejes que estructuraron las intervenciones de las referentas de las distintas provincias.

Al día siguiente, la “cumbia de la unidad” de CTA, CFT (Corriente Federal de Trabajadores) y sindicatos de la CGT fue el himno que congregó a las cientos de trabajadoras para marchar y denunciar el ajuste en salud, trabajo y educación y reclamar por Aborto Legal, libertad a Milagro Sala y que no “falte ni una piba más”.

Bombos, megáfono con brillos y pecheras de las federaciones sindicales al ritmo de melodías de Gilda, Damas Gratis y algunos clásicos de la música popular enriquecieron el cancionero sindical en la histórica movilización que recorrió las calles de la ciudad chubutense. “Y te vas para abajo, pa’ abajo, pa’ abajo mi salario y te vas para atrás… paritarias pa’ atrás y toda afuera la llevás” cantaban en referencia a las políticas del macrismo alternando con letras que energizaban cuerpos y sonrisas: “Con los sindicatos / y en todos los barrios / acá hay feminismo para rato”.

La “cumbia de la unidad” de CTA, CFT y sindicatos de la CGT fue el himno que congregó a las cientos de trabajadoras para marchar y denunciar el ajuste en salud, trabajo y educación y reclamar por Aborto Legal, libertad a Milagro Sala y que no “falte ni una piba más”.

El crecimiento en la participación de mujeres en los espacios de discusión sindical que relataron sus protagonistas a lo largo del Encuentro da cuenta de un proceso de transformación de las organizaciones del trabajo que excede ampliamente la agregación de derechos. En muchos casos se trata de experiencias que lograron visibilizar las agendas de géneros (“poner el tema sobre la mesa”) pero que además están movilizando estructuras de poder consolidadas. En los puntos de contacto y articulación de las luchas feministas y del sindicalismo radica la potencia y fortaleza de este movimiento. Por eso al clásico “abajo el patriarcado se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer” agregaron con arrojo: “arriba el sindicalismo que va a vencer”.

*Politóloga, docente e investigadora de Facultad de Cs. Sociales, UBA | rodrigueztaniaj@gmail.com | @taniarodriguezx

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